Artículo de Javi González ‘Viza’ (@Javi_Viza), publicado en la revista Bous al Carrer de noviembre.
Por fin llegaron los bous al carrer. 19 meses después. A pesar de la negatividad del PSOE. Pero se acabaron las coartadas, se acabó el Estado de Alarma y una base legal que sustentara la censura temporal encubierta de los ‘bous al carrer’ por parte de la Generalitat Valenciana. Se acabaron las herramientas jurídicas con las que coartar la libertad de los aficionados. Lo de ser la región de España que más festejos taurinos celebra y la más importante del mundo, se nos ha quedado grande esta vez. Hemos sido los últimos en volver. Mientras que Castilla la Mancha ya celebró este verano encierros por el campo, aquí, a pesar de la buena situación epidemiológica, nos dijeron que teníamos que celebrar festejos en una plaza de toros portátil. Ahí nos tenían recogiditos, sin molestar, a las afueras, en un polígono, en una portátil, perdiendo la auténtica esencia de la fiesta, nos dijeron que era lo mejor para acabar con el COVID (aunque luego estuviéramos aglomerados sentados unos encimas de otros). Al fin y al cabo son políticos, y quieren acabar con los toros, saben que pagando una entrada no se van a reclutar a nuevos aficionados, que un par de años sin toros por las calles, puede ser sinónimo de perder una generación, saben que sólo van a pagar una entrada aquellos aficionados que están dispuestos a esperar el tiempo que haga falta. Buena estrategia, como la del bono cultural. Un buen ejercicio de sectarismo ideológico. Algo de esperar de un partido que en su 40 Congreso Federal celebrado en València ha permitido votar 4 enmiendas antitaurinas. Pero, ¿los que representan a los aficionados? ¿Y los aficionados que acatan esas órdenes? ¿Y los ‘derramatintas’ jugando una partida de ping-pong en los programas radiofónicos nocturnos, vitoreando a los máximos responsables?
No se puede tolerar que hayamos estado 19 meses sin festejos taurinos en las calles cuando ya registrábamos cifras muy positivas, cuando ya se celebraban conciertos y maratones con miles de personas. No se puede pedir imperturbabilidad a los aficionados. No se puede engañar tanto tiempo. Chapeau por la Penya Taurina de Albalat dels Sorells y otras entidades que se negaron a celebrar sus festejos en una portátil. Chapeau por los ayuntamientos de Almassora y Moncofa que retrasaron sus fiestas con tal de celebrar bous al carrer en las calles. Esto es gobernar para el pueblo.
Todo esto nos pasa, en parte por la ausencia en nuestro país de una conciencia clara de defensa frente a los abusos de los representantes públicos y, en parte, por la inacción de un sector deficientemente organizado como ha sido tradicionalmente el taurino. Se dice que las crisis son grandes oportunidades de cambio, aunque no siempre lo veamos así. Pero, si revisamos la historia de la humanidad, vemos que ambos conceptos generalmente caminan de la mano. Donde hay un problema, hay una oportunidad de mejora, y donde hay una oportunidad de mejora, hay espacio para una transformación. Así que, quizás sea el momento de reivindicar nuestros derechos como aficionados taurinos, de no dejar ser discriminados y de exigir una representación digna y leal. Y es que quedarse en lo conocido por miedo a lo desconocido, equivale a mantenerse con vida, pero no vivir. Como dijo el decimosexto presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln, “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.