La opinión de Alejandro Cano Martínez (Presidente de la Asociación en Defensa de las Tradiciones de Bous al Carrer C.V.)
La degeneración moral que está alcanzando la política española parece no tener límite. No es suficiente con las miles y miles de personas que han fallecido, la ingente cantidad de familias a las que están arruinando ni el futuro poco esperanzador que nos espera. Ahora se dedican a repartirse medallitas. Esta vez le ha tocado el turno a Sergio García Torres (Director General de Derechos de los animales).
A este hombre le pagamos entre todos 80.000 € por, literalmente, no hacer nada, a lo sumo publicar algún tweet o tirar pestes de todo lo que a él no le gusta en alguna conferencia. Al intentar acceder a su currículum en el Portal de Transparencia, casualmente, no hay nada, un mensaje avisando del error. Lo que es un error fue su nombramiento. En todo el tiempo que lleva en el cargo, no ha sido capaz de sacar adelante ni una sola iniciativa, nada, y eso que la Dirección General de los Derechos de los Animales tiene un presupuesto de más de tres millones de euros, una cantidad que bien podría destinarse a ayudas directas a las ganaderías, pero estos sujetos prefieren repartirse el dinero de forma caciquil, creando una telaraña de sociedades y asociaciones para abarcar todo el dinero posible, que nunca llega a quien de verdad lo necesita.
¿Cómo pueden explicar que mientras los ganaderos ven cómo pasan los meses sin poder generar ningún beneficio (más que las miajas que le puedan dar por la carne de sus toros) estos personajes se gasten 807 millones de euros en SOBRESUELDOS, 112 millones de euros en PUBLICIDAD y un sinfín de millones en sandeces como los miles de amiguetes que dicen ser sus asesores?
El mundo taurino está abandonado. Siempre hemos sido el ‘Patito Feo’ con el que nadie quería jugar, nos vemos vejados, acosados, por el simple hecho de disfrutar del arte de la tauromaquia. No hay afición más respetuosa que la taurina, que es capaz de aguantar insultos, pedradas y empujones sin levantar la voz, pero los bárbaros somos nosotros.
¿Quién no ha recibido un insulto, una mirada de desaprobación, un comentario punzante cuando ha comentado que es aficionado a los toros?
Esa es la sociedad en la que vivimos, una sociedad que discrimina por el único hecho de pensar diferente. La tauromaquia siempre ha aportado mucho más de lo que ha recibido, es la única manifestación cultural que aporta más dinero al estado del que recibe. Es un arte del que se han inspirado lo más grandes artistas y no solo españoles. Música, teatro, literatura, pintura, películas, esculturas y un infinito etcétera ha vivido de la influencia del mundo taurino.
En la Comunidad Valenciana tenemos a nuestra cacique particular, la consellera de agricultura, Mireia Mollà. Otra afortunada con un sueldo de casi 6.000 € al mes por grabar vídeos de Tik-Tok con su gato; en fin… queramos o no, son la gente que hemos elegido como representantes. Esta mujer ha sido incapaz de empatizar con los centenares de ganaderos y sus familias que están en una situación dramática, su sectarismo es tan grande que ordenó eliminar a los animales bravos de las ayudas que su Conselleria iba a dar, por el simple hecho de ser bravos. Para estos políticos hay animales de primera y de segunda, animales que merecen ser cuidados y otros a los que hay que exterminar. Tienen en sus cabezas un animalismo enfermizo que no les permite tener la más mínima humanidad.
Uno de los grandes problemas siempre ha sido la desunión, el hacer la guerra cada uno por su cuenta, ni en este momento hemos sido capaces de dejar a un lado nuestras diferencias y trabajar juntos por lo que nos une. Todos somos tauromaquia, tanto la profesional como la popular, nos necesitamos los unos a los otros. No es el momento de egos ni vanidades, el único protagonista de todo esto es EL TORO.
El ‘bou al carrer’ está viviendo el peor momento de su larga historia. El máximo responsable de este espectáculo está desaparecido en combate desde que nos convocó por aquel mes de julio prometiendo hacer todo lo posible para salvar la situación, desde ese momento no hemos vuelto a tener noticias. Muchas han sido las veces que hemos solicitado reunirnos y siempre hemos recibido el silencio como respuesta, parece que no les gusta lo que decimos. La Asociación en Defensa de las Tradiciones de ‘bous al Carrer’ siempre hemos dicho lo que pensamos y lo que nos hacen llegar nuestros socios y aficionados, nunca hemos querido ni complacer ni contentar, aunque esto nos haya provocado más de un conflicto. Tenemos clara una cosa, el ‘bou al carrer’ es innegociable.
Después de tanto tiempo, han vuelto a convocar la mesa de trabajo con las diferentes entidades representativas donde se ha tratado la reactivación del sector taurino.
Hemos propuesto:
- Igualdad entre los sectores culturales. Que los toros no sean el último espectáculo en retomar la actividad.
- Fijar claramente los criterios para determinar el aforo, no esperar a unos pocos días antes del festejo, si ya es difícil organizar un festejo, todavía lo es más si no sabes de que aforo vas a poder disponer.
- Evitar generar más costes al organizador.
- No desviar la responsabilidad hacia los alcaldes. Nos hemos encontrado que se ha intentado organizar festejos y la última palabra por parte del alcalde ha sido denegar la autorización.
- No perder más tiempo para elaborar toda la documentación y/o protocolos necesarios para retomar la actividad. Empezar nada más sea posible.
- Todas las medidas deben ir encaminadas en la vuelta de los festejos a las calles.
La predisposición generalizada a la vuelta de los festejos taurinos debe concretarse en medidas eficaces y efectivas. Los festejos en plazas fijas o portátiles pueden ser un parche, una tirita en la hemorragia que está viviendo la tauromaquia, nunca una solución definitiva. El objetivo principal es la vuelta de los festejos taurinos a las calles de la Comunidad Valenciana.
¡Suerte y al TORO!