Siempre he dicho que la realidad supera a la ficción, y lo que ha sucedido en el planeta Tierra ha destrozado todos los registros imaginables de las mentes más creativas del mundo mundial. Y lo que sucede en España, ya es de Juzgado de Guardia, que es donde espero que acaben todos los que han politizado el dolor.
El grado de irresponsabilidad del gobierno de turno y que nos ha estado mintiendo desde incluso antes de las elecciones, y sigue haciéndolo, ha desembocado en trágicas consecuencias para todos los sectores, incluido el taurino, donde va a haber, y hay, mucha ruina, y sobre todo muchas muertes en sangrientos y lúgubres mataderos, Muertes que no importan ni a los políticos ni a los animalistas que después se rasgan las vestiduras por la vaca Margarita o el manso Pepe, o escraches o manifestaciones organizadas por los progresistas y por el perro Excalibur, ni están ni se les espera. Muertes que abarcan a toda la cabaña brava, la de los toros de lidia y a las ganaderías autóctonas, donde desgraciadamente muchas desaparecerán, y nadie de los nombrados anteriormente harán nada para ayudar.
“En el sector taurino va a haber mucha ruina, y sobre todo muchas muertes en sangrientos y lúgubres mataderos, y los animalistas ni están, ni se les espera”
Este país ya ha pasado otras crisis muy duras, como la del SARS y de la Gripe Aviar, así como el sector taurino la de las Vacas Locas, donde aquí o en Portugal no se podía comer la carne de toro y en otros países sí… al final se demostró que eran unas medidas interesadas y cientos de miles de kilos de carne se fueron a los crematorios en vez de analizarse y aprovecharse para el consumo humano. Otro ridículo del cual no nos olvidamos.
Esta crisis pandémica y políticamente interesada va a destrozar la carrera de miles de profesionales entre becerristas, novilleros, matadores, banderilleros, picadores, ganaderos, veedores, empresarios, y todo el sector empresarial que lo rodea, etc.
El gobierno anunció este pasado 28 de abril que los festejos toros podrían celebrarse en cuanto entre en efecto la III Fase de desconfinamiento, o desescalada, prevista para el 8 de junio, con ciertas medidas de seguridad que no se emplearán en otros sectores. Mientras en una cafetería nos podremos sentar con amigos o desconocidos, en los toros, y en otros espectáculos no, por lo menos hasta la IV Fase, prevista para el 22 de junio. Un riesgo para ciertas ferias que se verán condicionadas por ciertos factores, y con la puntualización de que no será en todas las provincias.
Lo que falta puntualizar es qué va a suceder con las fiestas populares. El pueblo necesita expulsar todo el estrés y miedo acumulado en este tiempo, y no hay mejor terapia que reír y soltar adrenalina, y los encierros y la suelta de toros en las calles es de las mejores que existen. Las familias necesitan unirse, abrazarse, que los padres puedan volver a ver s sus hijos, y los abuelos a sus nietos. Y todo eso las fiestas populares de los pueblos lo engendran.
En marzo ya anunciábamos lo grave del problema en el mundillo taurino, incluso ya valorábamos la suspensión de los Sanfermines, como así ha sido, y ya barruntábamos la muerte de miles de reses en los mataderos y el comodín salvavidas del papel que los festejos populares podían desarrollar en este horroroso episodio.
Está claro que nada volverá a ser como antes, y el pueblo lo ha entendido, nos va la vida en ello. En los espacios al aire libre, y cumpliendo con fuertes medidas de seguridad, mascarillas, guantes, gel, etc. Podrían celebrarse perfectamente las fiestas populares de los pueblos, verbenas, procesiones y toros. A ningún aficionado le va a molestar llevar una mascarilla o guantes para correr un encierro o ver un festejo de ‘bous al carrer’. El que la lleve participa y el que no se queda fuera. Así de sencillo. Ya se encargará el pueblo de mantener a ralla a los disidentes si los hubiera.
“A ningún aficionado le va a molestar llevar una mascarilla o guantes para correr un encierro o ver un festejo de Bous al Carrer. El que la lleve participa y el que no se queda fuera, y punto”
En las plazas, donde la mayoría de los festejos no se llenan ni a la mitad, no creo que haya problema para celebrar festejos, cuestión de que acoplen los toreros, ganaderías, y unos precios adecuados al sufrido bolsillo de los aficionados.
En fin, esperamos todos los taurinos, los de las plazas y los de las calles, ese “Encuentro en la III Fase” y que podamos ver de nuevo toros, toreros, y a los amigos, aunque sea a dos metros de otro aficionado. Mientras, haremos tiempo para incluso una V Fase donde pediremos cuentas al Gobierno que ha manejado esto como el lugar donde la espalda pierde su noble nombre.
La frase: “¡El aficionado a los toros está acostumbrado a pruebas continuas,